sábado, 30 de agosto de 2008

LUCÍA BORJAS: FOTOGRAFÍAS + TEXTOS




EL CUERPO

El cuerpo pesado, el cuerpo etéreo
El cuerpo en bruto, las estrías, la celulitis, el mal olor, el buen olor,
El aura del cuerpo

Frente a la tele, cambio los canales, paso a paso hundo el botón del control hasta que se queda atascado y ya voy viajando a través de la pantalla, a la velocidad que mi dedo tarda en ir de un canal a otro. Viajo por las nuevas modas, por las tendencias, por el nuevo entretenimiento.

Ahora el cuerpo ha aumentado su valor. Su morbosidad radica en mostrarnos la realidad, las tetas caídas y huidas, los labios arrugados, el ombligo introducido en un torbellino de grasa, las nalgas a media pierna, entre otras perfecciones.

Un doctor aparece en escena, pinta líneas de bellaza sobre sus fieles.

No entiendo por qué nos someten a ver una cirugía plástica, cómo el bisturí se introduce en pecho de aquella mujer, en los glúteos de aquel hombre, en las cejas caídas de la señora de edad…

¿Por qué me muestran lo que hay debajo de la nariz? Una señora anestesiada con la cara abierta de par en par, como si fuera un carro en reparación.

Ahí está… la grasa que sale por los muslos de manera desmedida, ahí veo que debajo de la piel todo es rojo, y adentro de las piernas todo es un blanco medio amarillento.

¿Por qué me tienen que decir de qué estamos hecho?

Hombres feos, mujeres feas, mal vestidos, gordos, desarreglados muestran con orgullo su antes y después.

Máquinas, cremas milagrosas, programas de ejercicio nos inundan con sus falsas promesas sobre el cambio, sobre la evolución de nuestro cuerpo.

Creo que es el grito desesperado, de la decisión que hemos tomado hace muchos años ya… de la separación del cuerpo y la mente. Es el grito que nos dice ¡ya!, que es hora de disfrutar de la vida, sin pensar tanto, o mejor dicho “nunca pensar”.

Es el momento perfecto para un beso inflado de bótox.

* * *
Los dedos húmedos entre tu largo cabello
La barba haciendo cosquillas en las palmas de mi mano
El olor a talco
Tu línea esbelta
Tu espalda suave
El huequito en tu pecho
Un hoyo negro en mi corazón.
* * *
Vacío extravagante,
único,
tan mío como mi nombre,
tan grande como mi amor.
Lo siento, la luz se hundió en ese vacío
Y no veo más nada.
* * *
Cuando cae un sucio en mi mirada,
cuando la ventana del alma se me empaña,
cuando me desconozco ante el espejo.
le tengo miedo a la mentira.
Me desnudo…
* * *
Mis dedos miran la luz.
Juegan moviéndose alrededor.
Hacen sombras, hacen luces
que desconciertan a las hormigas.
* * *
Silencio en mi cuarto
No hay palabras en mi alma
Sólo el rumor, un ruido muy lento
El de una máquina
Mi corazón

2 TEXTOS. DARÍO TELLO

A Julio Cortázar por su
“Canadá dry”

Qué sino extrañarte esta madrugada que no se acaba, recuerdo detalles de ti, tu falda negra que siempre te pones con esa boína azul oscura, tus innumerables pulseras, detallitos que siempre tienes en tus brazos. Sabes, recuerdo que no te gustaba comer carne de ninguna especie, que ya para ese entonces habías optado por ser vegetariana, que no te gustaba que fumara Marlboro rojo porque entonces no me podrías pedir un jaloncito de mi cigarrillo porque te parecía muy fuerte para tu garganta y tus pulmones, que disputábamos los turnos para leer fervientemente a Cortázar en mi apartamento atestado de libros. Juntos, tirados en la cama…y sí, no te tengo, estás ausente, ya no estás en mi apartamento que ahora está lleno de recuerdos, de momentos en que te evoco y pareces que estás a mi lado sentada en el diván de la sala y me parece que te abrazo y que comienza la lucha cuerpo a cuerpo, ese diván convertido en el más terrible campo de batalla, perenne, desalmada, sin tregua. Y en el momento en que ya logro dominarte, en el que te palpo suave pero firme, me acomete la triste realidad de los derrotados, el saber que lo imaginado es sólo una triste ficción que me invento, el saber que te fuiste segura de ti misma, autosuficiente y avasallante como un huracán a su paso por una isla del caribe dejándome naufragar solo en esta pequeña isla.
Abandonado esta madrugada, bajo la oscuridad del cuarto no hago más que encender cigarrillo tras cigarrillo esperándote sentado a la salida del baño, inmerso en mis pensamientos recurrentes, en recuerdos que vuelvo a vivir cada vez que me siento como esta madrugada: me debato en la nostalgia y la melancolía de no tenerte a mi lado mientras fumo y leo poesía, no tengo esa agradable y enfadosa presencia que me daba tu cuerpo al lado mío, ni tu exquisito perfume que no volveré a percibir más, porque no saldrás de la puerta del baño, mojada y envuelta en una larga toalla verde, ni dejarás caer esa toalla para que nos encontremos en la oscuridad, te habrás vuelto recuerdo, serás inmortal cada vez que te evoque en una madrugada como ésta y volveré a perderme en tus cabellos, volveré a recorrer con mis labios tu cuello, serás mi eterno divertimento, serás uno de los paraísos perdidos de los que habla Borges. Aunque te hayas ido yo todavía te seguiré esperando sentado a la salida del baño y volveré a fumarme un cigarrillo y volveré a esperar…

Paulette

Paulette no me ama. Terriblemente abrumadora es esta desdicha causada por su terrible mirar, mirar que atenúa mi melancólica esperanza, que se aviene y aparece a cada vuelta, en cada recodo, en los sitios oscuros de mi Maracaibo de noche… y vuelve ella a aparecer y mis pensamientos divagan por las calles y pienso lo mil veces pensado, lo mil veces ya decidido. Ando como un autómata en callejones viejos bajo la sombra de la penumbra maracucha. Paulette no me ama. Y no queda más que desistir, comprender, resignar, todo se acabó… y de verdad ¿se acabó? ¿Hubo realmente un principio? Paulette no me ama puedo, ser su hermano, su hijo, su amigo pero jamás su “affaire” su amante de turno. Y estoy postrado y tengo impedido las delicias y placeres de su cuerpo. Todo se acabó, no queda más sino aquella mítica y esperanzadora frase repetida por Paulette, Alhena, Gloria… de la pronta llegada de una hermosa advenediza. Frase que se me antoja quimérica, lastimosa y de un consuelo egoísta. Paulette no me ama y sin embargo es la madre tierra y yo soy su hijo que depende de sus cuidados, sus amores y complacencias… y sin embargo no me ama y estoy conciente que se acabó todo, mis trabajos y menesteres en el óvalo, en aquella plaza de toros donde trato de sortear cada embestida que se viene a mí y que no siempre esquivo. Paulette no me ama y escucho callado su frase final que se adviene como una cornada: “galán, todo terminó, se acabó tu faena.”

viernes, 29 de agosto de 2008

4 POEMAS. JULIO ALBERTO PUCHE

Mariposas
Sobre las pequeñas flores nocturnas
Una mariposa color chocolate
Que volaba
Muchachas queridas cuando abrían sus piernas.
Piernas bondadosas
Y la mariposa sonreía en las tardes
De mi infancia

Dedos
Mis dedos magos
De una memoria táctil
Oruguillas por los mojados intersticios
Maltratados muñones salando quesos
Matemáticos sobre la constelación de lunares
De la amada
Torpes para armar y desarmar el sostén
Desequilibrio del sentido.
Quemados y olorosos
Silenciosos soldados del amor

Fantasmas
Perdí mis dientes
Espectros rondan tus pezones
Los lóbulos, tus nudillos
Hay noches que no duermes
Erizada hasta el tuétano
Y las manos dobladas para atrás
Y los dedos enrollados como caracolas
Quieren exorcizarte
Porque maúllas como gata
Porque cantas como sirena
No saben que ahora mis dientes
Rondan tu espalda

* * *
Hay zonas de mi cuerpo
Que experimentan un aprendizaje sensitivo
Aprendieron a alterar
Mis codos mis rodillas
A redondas nalgas juveniles
Estallando carnosas de
Un pupitre liceísta
A soñadores vientres
En los autobuses escolares
Y a novias pudorosas
Con muslos indescifrables
Enamoradas de tipos un tanto locos
y más aún amigos íntimos.
Siempre busqué
Como un vampiro que
Bebe estremecimientos.
El temblor,
La respuesta de esa carne,
Un golpe, un pellizco.
Me alimenté de sensaciones
Hasta el momento en que la mano
Rozó mi cuello
Y huyeron gallinas de mi carne de escolar.
Con amor recuerdo esos días de desfachatez
Sinvergüenzura,
Cuando se es joven, se es secreto
Y el cuerpo es más que todas esas locas
Mariposas que vuelan en la panza
Y todo es peligro reto aventura

martes, 26 de agosto de 2008

PER-VERSOS EN PAPEL

Algunas publicaciones per-versas:


Arqueología de olores, de Luis Ángel Barreto. Fundación Editorial El Perro y La Rana. Caracas.


Tierra común. Poesía de Venezuela y Colombia (La Mancha Ediciones, 2008). Acá aparece publicado Nicanor A. Cifuentes.


Antología del descapotable, Eduardo Alfonso Pepper y Pinipón. Edición "artesanal" y limitada a 100 ejemplares hecha por los mismos autores. Suburbio Editores. Maracaibo.


Historias parecidas, distantes y distintas y otros cuentos, de Julio Alberto Puche. Edición "artesanal" y limitada a 100 ejemplares. Suburbio Editores. Maracaibo.

sábado, 9 de agosto de 2008

5 POEMAS. MARÍA ELISA VERA

I
Él
Invitación a morir
allí
donde nadie lo esperaba
se deleitaba recorriendo la piel
barro y tambor
cubierta que resguardaba
ese cuerpo remoto
Ella
vapor de olores y sabores
Respuesta inmediata
Medida exacta
Él
descendía desde la más alta suavidad
por lunares y colinas
guiado por la sed
sin prisa
hacia el centro cálido y expansivo de aromas dulces
Ahí se quedaba
Boca pegada a la piel volcán
Entonces
lava fluyó inminente
desde un temblor
fundiendo el barro
y el tambor

II
Consumidos
después del ardor
quedaron
tatuaje de ceniza
sobre la cama

III
Él
incorporado
se acercaba
boca cruel
discurso vacío
noche de París que no llegaba

Ella
lluvia cálida del sur
piel
fuego lento y arcilla
que amaba
derramada al más mínimo contacto de
Él
arrimándose a su cuerpo
no era ese nombre
ni ese rostro
inventado para invitarla a morir
Ella
Convencida
aferrada a una irrealidad
pensaba en el café del desayuno
y el cigarrillo nocturno
compartido sin hablar
Él
Indolente
sabía que sólo funcionarían
como cuerpo
todo lo demás era artificio
pérdida de tiempo.

IV
Ella
violencia contenida
esperaba la siguiente invitación
excusa bien preparada para la muerte
Él
en los próximos encuentros
siguió explorando con ingenio y habilidad
terrenos abruptos
llanuras y desiertos
Ella
piel desgajada
explotaba en sudores
Él
viajando por los bordes y el centro
confundiendo fondo con superficie
no sospechaba que

Ella
desaparecía sin remedio
se borraba involuntariamente
Él
la vio transparentarse en el aire
sin asombro
la dejó ir
consumida y desvanecida
en quejidos

V
Él
con esa calma que da rabia
sigue al acecho
Ella
Incorpórea
procura no aceptar
nunca más
una invitación a morirse
allí
donde nadie espera